Aralar

La leyenda cuenta que alrededor del siglo VIII, don Teodosio, hijo del señor del palacio de Goñi, se casó con doña Constanza.
Teodosio, al ser un caballero, se vio obligado a abandonar su hogar con el fin de luchar contra los moros. Al regresar éste de la guerra, hallándose ya en las cercanías de su pueblo, se encontró con Satanás disfrazado de ermitaño quien le informó que su esposa le era infiel. Don Teodosio se dirigió precipitadamente a su casa.
Allí, en su habitación, el caballero encontró dos siluetas, y sin titubear las asesino para reivindicar su honor.
Al salir, se topó con su mujer que salía de la iglesia, ésta jubilosa de verlo, le contó que sus padres habían llegado de visita.
Teodosio al enterarse del hecho, de tal crimen cometido, acudió al obispo de Pamplona quien le indicó que a dicho pecado solamente podía dar la absolución el Papa, por lo que Teodosio marchó a Roma
El Papa le impuso como penitencia que vagase por la sierra de Aralar descalzo y encadenado hastas que éstas cadenas se rompiesen. Mientras hacía penitencia se le apareció un dragón.
Teodosio invocó a San Miguel. Se dice que San Miguel, cuando descendió de los cielos para auxiliarlo, bajó con los brazos en alto sosteniendo una cruz, el angel venció al dragón y dejó al fin libre de condenas al tan arrepentido caballero.
Teodosio vuelve a su hogar junto con su mujer Constanza y en honor al Santo construyeron el Santuario de San Miguel.
Antiguamente la iglesia dependía de la Iglesia de Zamarse. Pero se cuenta que comenzaron a ocurrir milagros en San Miguel lo que llevó a que sea uno de los cuatro Santuarios más importantes de Navarra.
Al llegar al lugar, y gracias al Profesor Javier Martínez de Aguirre, pudimos conocer toda su historia, origen, desarrollo y obras de San Miguel.
En cuanto a su arquitectura, se caracteriza por su estilo románico, ya que presenta arcos de medio punto, bóvedas, fustes lisos, decoraciones propias etc; se destaca como santuario ya que cuenta con 3 naves.
Lo curioso que encontramos, fue una capilla en su interior, el retablo (donde se apreciaba la imagen de la Virgen con el niño, a sus costados los apóstoles, los Reyes Magos, Arcángeles y un sombrero en forma de pico de José o Isaías) y las cadenas de Teodosio.